La politóloga Carmen Beatriz Fernández y el comunicador Jordi Rodríguez Virgili del Observatorio
Complutense de la Desinformación, ofrecieron a estudiantes de la Facultad de Humanidades,
Comunicación y Artes de la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra (UPSA) la conferencia
Desinformación en Procesos Electorales, donde hicieron un repaso por los hechos que marcaron el
origen de la desinformación, los riesgos que conlleva para las democracias y las pautas para poder
contrarrestar esta tendencia de comunicación.
Los expertos señalan el 2016 como el año clave para entender el fenómeno de la desinformación.
Ese año, sucedieron tres hitos importantes: las elecciones presidenciales de Estados Unidos
donde ganó Trump; el referéndum del Brexit, donde una mayoría votó para que el Reino Unido
salga de la Unión Europea; y el referéndum de la paz en Colombia, donde ganó el No al acuerdo
para poner fin al conflicto con la guerrilla.
“En estas tres campañas pasó lo improbable. Segundo, las encuestas de opinión pública empiezan
a equivocarse con más frecuencia. Tres, los influenciadores de la sociedad, las élites intelectuales
y las élites de medios de comunicación, empiezan a anotarse a opciones que pierden. Y un cuarto
elemento, es que empiezan a ganar las campañas que reflejan la rabia de una sociedad”, indicó
Fernández.
En este contexto, empiezan a acuñarse conceptos como la posverdad, donde los hechos prácticos
dejan de ser tan relevantes y pasan a ser más relevantes las emociones y los sentimientos, y las
creencias previas o sesgos. Aquí también surge el término fake news o noticias falsas y la
desinformación.
“En esta era de la posverdad, los hechos van a ser menos relevantes que las creencias, Es decir,
estoy de acuerdo con un hecho o una noticia, si eso refuerza mis prejuicios. Hoy decidimos en qué
creemos primero y luego decimos qué vemos. De manera que lo que vemos, refuerza en lo que
creemos”, señaló Rodríguez.
Según los conferencistas, se puede diferenciar tres tipos de desinformación: la ideológica, que es
la que busca afectar a los procesos electorales, que suele ser más bien de carácter interno, y que
busca denigrar la honorabilidad, el prestigio, la credibilidad o la confianza sobre las políticas del
oponente rival; las injerencias extranjeras, que tiene que ver con las desinformaciones de carácter
geoestratégico-geopolítico, donde terceros países o actores estatales buscan desestabilizar las
democracias; y la desinformación de carácter económico, que buscan la viralización en redes
sociales, para monetizarlo y ganar dinero.
También indicaron que una característica importante de la desinformación actual, es el paso de
posts puntuales en redes sociales, a relatos estructurados, donde se construye una narrativa alrededor de temas vulnerables, logrando que al final, se desconfíe en el sistema electoral. “La
desinformación no busca tanto que creas en algo concreto, sino crear incertidumbre. Que al final
dudes de todo”, aseguró Rodríguez.
Esto nos lleva al 2025, donde la disrupción tecnológica brinda las herramientas para convertir a
cualquiera en un desinformador en potencia, a que se difunda a una velocidad más rápida,
apelando a las emociones y los sesgos de la sociedad, y a ser compartidas y difundidas en un
espacio público fragmentado, lo que hace aún más difícil poder combatirla.
Al finalizar, los expertos hicieron un llamado a la responsabilidad de los futuros profesionales de la
comunicación para luchar contra la desinformación y profundizar en la democracia; y brindaron tres
claves que pueden ayudar a lograrlo: la desinformación se combate con la información, no con el
control o con reducción de la libertad de expresión; alfabetización digital de la ciudadanía; y la
colaboración público-privada.
Se presentarán resultados del análisis de desinformación en las elecciones en Bolivia
Fernández y Rodríguez forman parte de una misión de investigación del Observatorio Complutense
de la Desinformación de España, que está de visita en Bolivia para monitorear el trabajo de
monitoreo, sistematización y análisis de los eventos de desinformación durante el proceso electoral
en Bolivia, una iniciativa interinstitucional de la cual forma parte la UPSA, Bolivia Verifica la UCB, el
PNUD y el Órgano Electoral, entre otros.
Específicamente, la UPSA está a cargo de la codificación de los incidentes desinformadores con la
metodología que utiliza el Observatorio. La Universidad recibe los incidentes desinformadores que
le comparte Bolivia Verifica cada semana, los analiza y codifica, y a partir de ese análisis
presentarán un informe comunicacional de lo que ha sido la desinformación en este proceso
electoral.
“Es una iniciativa de alto alcance muy importante para que nuestros estudiantes se involucren,
sobre todo en una problemática actual como es la desinformación, que afecta a los procesos
electorales y la democracia, pero también a otros sectores, como las instituciones y empresas.
Sumarnos a este equipo nos permite trabajar desde la Comunicación y entender cómo las nuevas
tecnologías se están poniendo al servicio de la desinformación”, comentó Mariana Ríos, docente
en permanencia de la Facultad de Humanidades, Comunicación y Artes de la UPSA.
Aunque se utiliza una metodología estándar, los procesos de codificación y análisis se han
adaptado para entender mejor el contexto del país donde se realiza cada investigación. Un primer
balance de los resultados de este trabajo se presentará el lunes 19, luego de las elecciones, y un
informe final se dará a conocer después de una semana.


















